Lengua española: Origen e historia del español

El origen y la historia del español peninsular han sido las dos cuestiones más estudiadas por parte de filólogos e historiadores de la lengua desde finales del siglo XIX y principios del XX hasta nuestros días. Si bien hoy día podemos decir que nuestra lengua procede del latín al igual que otras lenguas romances como el italiano o el catalán, es cierto que el español refleja bajo su léxico, su morfología y su fonética restos de otras influencias lingüísticas.

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Origen de la lengua española

¿Como era la lengua española en sus inicios?

Para poder establecer un panorama lingüístico-histórico sobre el español debemos, en primer lugar, situarnos hacia el año 218 a. C. Se estima que fue aquí cuando comenzó a producirse la romanización cultural de la Península Ibérica. Este proceso se llevó a cabo a manos de legionarios y personal administrativo romanos, quienes hablaban un latín vulgar que sirvió como base para la posterior formación de las lenguas romances. El latín del que hablamos se caracterizaba por una serie de rasgos bastante particulares:

  • Contaba con sonorizaciones de los fonemas sordos intervocálicos (como las sordas /p/, /t/, /k/ a las sonoras /b/, /d/, /g/, respectivamente).
  • Presentaba ya una reducción notable de los casos latinos mediante el uso de preposiciones en lugar de las terminaciones de casos.
  • Sus vocales comenzaron a pronunciarse más abiertas, lo que dio lugar a cambios fonéticos significativos. Este hecho, curiosamente, está presente hoy día como un rasgo más del dialecto andaluz (concretamente en la Andalucía oriental).

¿Como era la lengua española D.C?

Posteriormente, con la caída del Imperio romano en el año 476 d. C. por los pueblos visigodos, el romance precastellano (denominación que le atribuye Rafael Lapesa) va a presentar restos lingüísticos del contacto con las lenguas germanas en el léxico. Ejemplo de ello son las palabras yelmo, guerra y ropa que conservamos hoy en nuestra lengua. Sin embargo, lo más interesante llega con la invasión árabe en el 711 d. C. Esta época, que duró nada más y nada menos que ocho siglos (hasta la caída del reino de Granada en el año 1492), gozó de un influjo casi sobrenatural, pues la influencia morisca ha dejado huella en casi todos los niveles de la lengua:

  • En el fónico, se cree que el sonido aspirado en *hente (por gente) del andaluz tiene influencia árabe.
  • En el morfológico, tenemos la preposición hasta y el sufijo -i para gentilicios y adjetivos relacionantes (como alfonsí).
  • En el léxico, lugar en donde encontramos la mayor influencia arábiga, tenemos numerosas palabras cotidianas como azotea, aceituna, aceite, alcohol, almohada, topónimos como Algeciras y nombres propios de ríos, como Guadalquivir.

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La escritura latina

Pero claro, esto no es todo. Entre los siglos X y XIII encontramos una especie de español arcaico, todavía primitivo y en continuo desarrollo, pero con un uso consciente de este. Así lo demuestran las Glosas emilianenses y las Glosas silenses de finales del siglo X y principios del XI, escritas en latín, que contienen notas aclaratorias en lengua romance y en vasco en los márgenes del propio texto. Pero, a pesar de encontrar indicios de una lengua en pleno proceso de formación, todavía no vemos una normativa que recoja las reglas ortográficas de esta lengua. Será, con el reinado de Alfonso X el Sabio, cuando se fije la primera norma ortográfica en Castilla.

Según Ralph Penny (1993), Alfonso X el Sabio tomó como modelo el habla de las clases altas de Toledo para elaborar la norma ortográfica castellana. De este modo, el monarca fijó las siguientes reglas:

  • X era grafema para el fonema prepalatal fricativo sordo /š/ (como en dixe), mientras que g (ante e o i), j e i representaban su correlato sonoro (/ž/).
  • En el caso de las posdentales africadas, la sorda (/ŝ/) se escribía con c (ante e o i, principalmente, aunque la podremos ver con todas las vocales en los textos escritos), con ç, sc y sç. En el caso de su correlato sonoro (/ẑ/), era únicamente z (fazer).
  • Para las apicoalveolares fricativas, la sorda (/s/) se escribía con s en inicial de palabra, con -ss- en posición intervocálica y -s al final de la palabra. Su correlato sonoro, por el contrario, se escribía con -s- en posición intervocálica.
  • En las labiales sonoras tenemos dos fonemas con origen, escritura y pronunciación diferentes. La primera, de articulación oclusiva (/b/), se escribía con b. La segunda, sin embargo, era fricativa (/ƀ/) y se representaba con u o v según se viera.
  • Por último, f- va a marcar /f/ latina (fizo).

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Evolución de la lengua española

A pesar de esta unificación lingüística, nuestra lengua seguía evolucionando, cambiando y recibiendo otras correcciones gramaticales. En 1492, Antonio de Nebrija publica su Gramática de la lengua castellana, con la intención de estandarizar el castellano. Lo que más llama la atención es que, a pesar de haberse publicado esta obra, los textos escritos seguían manteniendo restos de la norma alfonsí, que perduró casi hasta la llegada de la RAE en 1713.

A finales del siglo XV y principios del XVI (periodo al que Rafael Lapesa llama Preclásico), tiene lugar una transformación en nuestra lengua que da origen al sistema fonológico del español que conocemos en la actualidad. En este proceso ocurren varios cambios:

  • La f- latina de la que hablamos antes pasa a ser un fonema aspirado (/h/) en la norma culta y se ve reflejado en los textos escritos como h, pero posteriormente pierde su valor fonético y se hace muda (el resultado que tenemos hoy). No obstante, esta aspiración sigue presente en la actualidad en algunas hablas rurales de Andalucía.
  • Desaparece una de las labiales sonoras (en su caso, la fricativa, siendo así el fonema triunfante el labial oclusivo).
  • Se conservan tres fonemas de las seis sibilantes originales, es decir, las consonantes sordas de cada par. Dos de estas sibilantes, la posdental y la prepalatal, experimentaron modificaciones tanto en su punto como en su modo de articulación: la posdental africada se convirtió en fricativa interdental (/θ/, aunque esto no sucedió en Andalucía), y la prepalatal desplazó su punto de articulación hacia atrás hasta volverse velar (/x/). Estos cambios reflejan un esfuerzo por lograr mayor claridad y distinción articulatoria en el sistema.

Finalmente, las reformas ortográficas impulsadas por la Real Academia Española durante los siglos XVIII y XIX completaron este proceso lingüístico.

Lengua española del siglo XX

En el siglo XX, la Ortografía de 1999 elimina grupos consonánticos extraños, como obscuro (hoy oscuro). La Nueva ortografía de la lengua española, de 2010, y la Nueva gramática de la lengua española, de 2011, introducen cambios que darán paso a la nueva norma ortográfica y gramatical actuales.

Queda así cerrado el panorama histórico de la evolución del español (o castellano, según se vea). Por último, para completar esta información y conocer más sobre el español y otras cuestiones filológicas, os dejo las siguientes referencias bibliográficas:

─ Alvar, Manuel (2010): Manual de dialectología hispánica. El español de España. Ariel.

─ Cano Aguilar, Rafael (1997): El español a través de los tiempos. Arco Libros.

─ Lapesa, Rafael (2014): Historia de la lengua española. Gredos.

─ Menéndez Pidal, Ramón (1976): Orígenes del español. Espasa Calpe.

─ Penny, Ralph (1993): Gramática histórica del español. Ariel.

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