Irene nos ha asesorado como familia desde que nuestro hijo tiene 7 meses, su atención y conocimiento son notorios desde el momento en el que inicia la consulta, además que te motiva, ayuda y acompaña en la “aventura” de la crianza. Comento que es una aventura porque cada hijo es un libro en blanco, cuyas hojas están listas para ser llenadas con memorias y conocimiento. Ahora bien, como adultos ya tenemos un libro bastante lleno; pero cómo transmitimos positivamente esta información? Cómo nos comunicamos de manera efectiva con nuestros hijos? Cómo dirimimos la incertidumbre de “lo estoy haciendo bien/mal? Y más importante, cuando comenzamos a hablar el mismo idioma que ellos?
Realmente, las respuestas a esas preguntas las tiene Irene.
Considero que en los consultorios de ginecología y pediatría deberían tener su tarjeta, porque los padres necesitamos asesoría profesional, y no lo digo porque hagamos una gestión insuficiente, lo digo porque todos queremos lo mejor para nuestros hijos
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