Mi experiencia es variada, empecé dando clases de repaso cuando cursaba 2º de la ESO y profesionalmente desde mi entrada en la universidad, durante 4 años, a una alumna con discapacidad.
Primero que todo realizo un breve test de nivel junto con una entrevista al alumnado y/o padres en la que me digan las carencias y puntos fuertes, para a partir de ahí construir.
Mi forma de enseñar es adapta...
Mi experiencia es variada, empecé dando clases de repaso cuando cursaba 2º de la ESO y profesionalmente desde mi entrada en la universidad, durante 4 años, a una alumna con discapacidad.
Primero que todo realizo un breve test de nivel junto con una entrevista al alumnado y/o padres en la que me digan las carencias y puntos fuertes, para a partir de ahí construir.
Mi forma de enseñar es adaptarme a las necesidades del alumnado pero siempre con el mismo objetivo: que entiendan adecuadamente el idioma. Como parte de las clases, suelo incluir unos deberes adaptados al nivel que ayudan a formar un inglés sólido mediante la inmersión.
La parte más olvidada suele ser la comprensión oral y escrita, que junto a la gramática, son la base de cualquier lengua. El idioma se aprende con un objetivo y como profesora mi deber es motivar al alumnado. El vocabulario se aprende escuchándolo, leyéndolo y utilizándolo ampliamente, para lo que utilizo los deberes (siempre adaptados a la carga de trabajo exterior a mis clases, para no abrumar al alumnado).
El contenido de las clases es variado: desde explicar las tareas del colegio, instituto o cursos de idiomas a reforzar contenido previo. Si no existen problemas con el contenido previo, se puede aumentar el nivel.
El deber como profesora particular es suplir las carencias, puesto que suele ser un trabajo complementario a unas clases que no resultan suficientes. De los errores el alumnado aprende y a partir de estos, convierte los puntos débiles en fuertes.
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