Soy un estudiante de Medicina con buena experiencia en las distintas etapas educativas. Pienso fielmente que todo niño es capaz de superar cualquier materia, los únicos requisitos son dedicación y un buen profesor. Si las cosas se explican bien, se entienden, y para aprenderlas la clave es la repetición. Hacer, hacer y hacer ejercicios. Es así como van surgiendo dudas, planteamientos que no habí...
Soy un estudiante de Medicina con buena experiencia en las distintas etapas educativas. Pienso fielmente que todo niño es capaz de superar cualquier materia, los únicos requisitos son dedicación y un buen profesor. Si las cosas se explican bien, se entienden, y para aprenderlas la clave es la repetición. Hacer, hacer y hacer ejercicios. Es así como van surgiendo dudas, planteamientos que no habían aparecido antes, y el alumno va siendo capaz de aplicar sus conocimientos para afrontar estos nuevos problemas.
Para conseguir que te guste una asignatura, tienes que entenderla. Si un niño se pone a hacer problemas sin una base previa bien consolidada, lo más probable es que abandone porque no tiene las herramientas necesarias para resolverlos. Es ahí cuando entra el agobio y la frustración. Sin embargo, si este mismo alumno entiende los procesos y sabe cómo aplicarlos, verá que efectivamente es capaz de dar soluciones y probablemente desarrolle interés por la materia.
Ahora bien, la teoría por sí sola no vale, por supuesto, de nada. A veces, para comprender los conceptos, hay que verlos de manera práctica. Uno de los grandes problemas que detecto en muchos alumnos, sobre todo en materias prácticas como pueden ser las matemáticas, la gramática… es que están acostumbrados a realizar un único tipo de ejercicio, de forma que cuando los sacan de ahí, se bloquean y no son capaces de ver más allá. ¿La solución a esto? Hacer muchos y diferentes ejercicios. Solo así aparecerán distintas formulaciones de una misma cuestión y el alumno será capaz de afrontarla desde la perspectiva requerida, desarrollando a su vez habilidades para solventar nuevos problemas que puedan aparecer.
Por eso, mis clases se basan en comprender brevemente las claves teóricas, asegurándose de que están realmente comprendidas y pasar a la práctica, donde la repetición, la constancia y la participación darán grandes resultados. Así, estudiar se convierte en un juego y… ¿a quién no le gusta jugar?
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