En mi búsqueda incesante por el conocimiento me he planteado compartirlo. Siempre busco la perfección en la formación, para que aquel que me escucha pueda hacerse compatible con la realidad. Sea la que afronte esa asignatura que cree que no sirve para nada en la ESO o aquella que se resiste en bachillerato, el conocimiento enriquece de formas inesperadas en el momento más apropiado.
Los métodos d...
En mi búsqueda incesante por el conocimiento me he planteado compartirlo. Siempre busco la perfección en la formación, para que aquel que me escucha pueda hacerse compatible con la realidad. Sea la que afronte esa asignatura que cree que no sirve para nada en la ESO o aquella que se resiste en bachillerato, el conocimiento enriquece de formas inesperadas en el momento más apropiado.
Los métodos de conocimiento (pedagógicos, dicen algunos) precisan de memorización, pero esta es vana y cae en saco roto si no se atiende a lo esencial; que es la comprensión profunda de los contenidos estudiados. Esta es la diferencia fundamental entre el estudiante mediocre y el sobresaliente, la capacidad de tener una visión holística, completa del mundo en el que vive; pudiendo hacer interpretaciones realistas y en consecuencia, aprendiendo a aplicar lo que le exige su momento histórico.
No hay mejor y más bonita forma de compartir estos principios que mediante la docencia.
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