Ana

Al haber pasado el final de mi adolescencia en un instituto británico, he conseguido adquirir un nivel bilingüe de inglés. Esto me permite, por una parte, iniciar a los más pequeños en el idioma y, por otra, ayudar a los chicos de instituto a ponerse al día y mejorar su nivel, no sólo por sus clases, sino por su futuro en general. Del mismo modo, y porque llevo haciendo los exámenes de Cambridge desde los 10 años, conozco el método de preparación de estos exámenes oficiales y puedo sin ningún tipo de problema ayudar a su preparación.

Durante el curso mientras acababa la carrera de filosofía, estuve dando clases a varios alumnos de inglés. Tanto los padres como ellos quedaron muy satisfechos, al haber conseguido alcanzar los objetivos que les ponían en clase y, en algunos casos, superarlos. Esto lo conseguimos hablando únicamente en inglés durante las clases, para que el alumno fuese entrenando su oído y pensando más a través de sinónimos que a partir de traducciones, y centrándonos en la lectura de un libro que le interesase un día a la semana, y el otro al estudio de las normas gramaticales. De este modo conseguimos enfrentarnos a todas las competencias necesarias de aprendizaje de un idioma: la escucha y el habla, gracias a pasar las dos horas de clase hablando el idioma, la gramática, a la que dedicábamos una clase separada, y la comprensión lectora. Al elegir el niño un libro de su interés, era capaz de captar su atención e interesarle un poco más en la lección del día.

Este año, tras haber estudiado mi máster, estoy llevando a cabo una investigación becada por el instituto de la juventud, organismo a cargo del ministerio de asuntos sociales. A partir de septiembre comenzaré el doctorado en filosofía, donde daré clases en la universidad.