¿A quién le importa lo que dijo Newton o Darwin? ¿Para qué me sirve realmente resolver ecuaciones?
Si te haces este tipo de preguntas, no es porque no te guste la ciencia, sino porque estas bloqueado por la presión, por la obligación de aprender lo que viene en un libro de texto (para pasar el examen, para contentar a los padres, etc.)
El primer paso, es aprender a desbloquear, a relajar la ten...
¿A quién le importa lo que dijo Newton o Darwin? ¿Para qué me sirve realmente resolver ecuaciones?
Si te haces este tipo de preguntas, no es porque no te guste la ciencia, sino porque estas bloqueado por la presión, por la obligación de aprender lo que viene en un libro de texto (para pasar el examen, para contentar a los padres, etc.)
El primer paso, es aprender a desbloquear, a relajar la tensión y a apartar por un momento nuestra mente de la obligación (aunque sin abandonarla totalmente, claro). El truco es charlar y desahogarnos, expresarnos acerca de qué es lo que nos cuesta exactamente, que problemas tenemos o por qué no nos gusta.
El segundo paso, es transformar el odio en gusto o curiosidad. Y para ello, no hay un camino único. Cada persona tenemos nuestros gustos y aficiones, pero no importa: aunque no lo creas, todo lo que pasa en tu día a día puede relacionarse con Newton o con Darwin. Y poco a poco, sin que te des cuenta, te empezará a interesar, me preguntarás curiosidades, me dirás tu opinión, me formularás nuevos problemas, y los discutiremos de manera natural. Ya lo habrás entendido.
El último paso, es saber expresar lo que sabemos. Y para ello recuperaremos el libro, lo leeremos y veremos cómo se dice formalmente todo lo que hemos hablado.
Si quieres ponerlo en práctica, ¡Yo seré tu guía!
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