Ángela María Pérez Domínguez

Creo que es muy importante desarrollar la capacidad artística de todo el mundo. Creo que nunca es tarde para hacerlo, pero es importante hacerlo cuanto antes. Todas las decisiones de estudios que he tomado a lo largo de mi vida han sido guiadas por mi motivación de crear. Es difícil expresar con palabras la trayectoria artística de uno mismo, pues va cambiando a lo largo de los años, las experiencias vividas y las técnicas aprendidas. Es algo tan único y personal que cada persona tienen que vivirlo interiormente.

Apreciar la belleza de las cosas, de la vida, de la naturaleza, de los hogares en los que vivimos, de cómo nos vestimos, de cómo nos tratamos entre nosotros, de cómo cuidamos lo que nos importa, todo nuestro día a día, nuestras apreciaciones, nuestros gustos… todo está formado por una estética que vamos creando consciente e inconscientemente a lo largo de nuestra vida y de toda la vida de la humanidad. ¿Por qué algo nos parece bonito o feo? ¿Hay belleza en la fealdad? ¿En base a que elegimos nuestra ropa cada mañana? ¿Qué hace que un lugar nos parezca acogedor o frío? Todo, aunque no lo parezca en un primer momento, tiene que ver con nuestra sensibilidad y nuestro conocimiento ante la estética del mundo.

Muchas veces en la educación se deja el arte de lado, como algo de menor importancia. Y ¿cómo dejamos de lado algo que nos hace apreciar absolutamente todo? Es necesario darles herramientas las personas más pequeñas y más jóvenes, herramientas para que puedan crear, explorar, experimentar, apreciar el trabajo que hay detrás de cada “obra” de cada elemento que ha sido especialmente pensado para que nosotros lo utilicemos, sea cual sea su utilidad.

Todo esto y mucho más, me ha llevado al lugar dónde estoy ahora. Quiero enseñar, quiero ofrecer técnicas, experiencias y posibilidades de crear para los más pequeños. Quiero sembrar en ellos las ganas de crear, quiero que desarrollen la sensibilidad y que conozcan más alternativas para expresarse entre ellos y a sí mismos.