El sistema que garantiza un correcto aprendizaje se basa en la práctica. Sea cual sea la materia, incluso en una puramente teórica, los ejercicios prácticos son la clave que permite interiorizar el conocimiento. De esta forma se evita la memorización rápida y metódica, que en muchos casos conlleva a que el alumno se quede en blanco durante un examen o que no desarrolle las habilidades necesarias. Cualquier asignatura es importante para el futuro, el conocimiento no ocupa lugar; es por este motivo que es muy importante asegurarse que cada persona disfruta aprendiendo adaptando la forma de enseñar.
Los métodos de enseñanza no los hace el profesor, sino que los moldea el alumno.
Al ser estudiante, puedo empatizar y entender las dificultades que puede encontrar en cada etapa educativa, evitando así, dar clase de una forma genérica sin encontrar exactamente donde se encuentra la dificultad.
La multidisciplinariedad a día de hoy es primordial, por lo que relacionar los contenidos entre sí y con aspectos cuotidianos, desarrolla una gran capacidad de adaptación; además ayuda mucho al estudiante demostrando que lo que está estudiando se puede aplicar en la vida real. Si el alumno lo necesita se puede relacionar el contenido de una materia que le sea menos atractiva, con una que le guste.