Para empezar, cada alumno es un mundo, de manera que no tiene sentido, realmente, decir qué hago y no. Prefiero amoldarme a las necesidades de cada persona. Si alguien prefiere aprender gramática, siempre se puede recurrir a la maravillosa Gramática de la Lengua Inglesa de Cambridge (CGEL) o algún método que le interese.
Sin embargo, en lo que se refiere a los adultos, soy firme creyente en que...
Para empezar, cada alumno es un mundo, de manera que no tiene sentido, realmente, decir qué hago y no. Prefiero amoldarme a las necesidades de cada persona. Si alguien prefiere aprender gramática, siempre se puede recurrir a la maravillosa Gramática de la Lengua Inglesa de Cambridge (CGEL) o algún método que le interese.
Sin embargo, en lo que se refiere a los adultos, soy firme creyente en que la mejor manera de aprender un idioma es hablándolo, de manera que suelo preferir, antes que dedicarme a obligar a mis alumnos a repetir distintas combinaciones de frases para que memoricen cómo funciona algo, ayudarles a que entiendan cómo funciona el lenguaje a través de conversación e inmersión. Mis clases de conversación orbitan alrededor de las necesidades o intenciones de mi alumnado. Por ejemplo, si alguien quiere aprender a hacer presentaciones laborales, la mejor manera de que aprendan a desenvolverse con soltura es repasando sus presentaciones y enseñándoles cómo dar una presentación tranquilamente. Si alguien quiere poder mantener conversaciones con sus clientes, la mejor manera de que aprendan a mantener una conversación es, evidentemente, hablando.
También, considero que es importante aprender a redactar de una manera competente, aún a pesar de la existencia de programas y ayudas como pueden ser los modelos de lenguaje grandes, nada supera un correo escrito a mano, con cariño, de manera que, como deberes, suelo animar a la gente a que escriba redacciones sobre asuntos o temas que les interesen.
En lo que se refiere a enseñar a jóvenes, entiendo que ahí, el criterio es fundamentalmente distinto, pues lo importante es que aprendan el temario. En ese caso, prefiero poder ver el libro que usan en clase, para entender lo que hacen y acompañarles con su trabajo y deberes, asegurándome de que entienden, de verdad, la materia.
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