La experiencia con Gabriel ha sido totalmente recomendable, como se nota que la labor docente en muchas ocasiones es vocacional.
Pensaba que tocar el piano sería una tarea difícil y frustrante, que no esperaba que fuera divertido vaya, pero no ha sido así.
Su enfoque personalizado y su paciencia infinita han hecho que cada lección sea una experiencia enriquecedora y divertida.
Su experiencia con el instrumento es notoria, y además pone pasión al manejarlo. De nuevo, eso se nota.
Y por último, valorando lo personal, es muy difícil dar en el punto exacto entre ser profesional y didáctico, pero ser un maestro divertido y enrollado.
Poco más puedo decir, yo no soy de hacer reseñas ni nada por el estilo, pero cuando encuentras gente así de brillante, solo me nace recomendarlo a viva voz.