Gracia Hernández Ramos

Desde el momento en el que descubrí la enseñanza, a través de la asignatura de Pedagogía a lo largo de la carrera, se apoderó de mí, quizás también motivada por mi madre, profesora de Humanidades. Enseñar me apasiona pues me permite cada día seguir aprendiendo y mejorando no sólo como docente, sino también como persona. Disfruto de la misma manera actuando sobre un escenario o tocando el piano que transmitiendo mis conocimientos y enseñando tanto a niños, como a jóvenes o a adultos, pues cada grupo es un mundo que exige buscar nuevas herramientas hechas a su medida, lo que me permite no estancarme, aprender cada día y calmar así mi “yo” más inquieto. Creo que la enseñanza requiere de tolerancia, respeto, firmeza y alegría, pues el docente es alguien no solo que transfiere conocimientos, sino que abre puertas y guía caminos en momentos determinantes de las personas.
Al haber cursado enseñanzas del idioma italiano, escénicas, cinematográficas y musicales, mi formación artística, tanto práctica como teórica o más técnica, es muy amplia y variada pues se enraiza en distintos métodos, puntos de vista y maestros. Creo que esto es muy importante pues me proporciona una gran perspectiva, mucha soltura y la capacidad para aportar distintos puntos de vista, métodos y formas de trabajo en función del grupo, sus circunstancias, debilidades y fortalezas.
Enfoco todas las clases que imparto, bien sean de italiano, de música, de oratoria o de teatro, desde el juego ya que lo considero una vertiente muy potente para el aprendizaje desde la desinhibición, la diversión, la ausencia de presión, la relajación y el placer.
Tengo una actitud positiva, alegre, enérgica, optimista, flexible, organizada hacia el trabajo y también hacia la vida, cualidades que considero imprescindibles a la hora de ponerse al frente de la docencia.

Muchas gracias.

Atentamente,

Gracia Hernández Ramos