Desde que comencé a estudiar violonchelo con ocho años he tenido la gran suerte de adquirir la base técnica de la escuela rusa de violonchelo, gracias a mi profesor, que formó parte de los Virtuosos de Moscú. Con el avance de mi formación he adquirido nuevas perspectivas y visiones tanto de la música como de la técnica al servicio de la misma, gracias a mis profesores Maite Andérez y Damián Martí...
Desde que comencé a estudiar violonchelo con ocho años he tenido la gran suerte de adquirir la base técnica de la escuela rusa de violonchelo, gracias a mi profesor, que formó parte de los Virtuosos de Moscú. Con el avance de mi formación he adquirido nuevas perspectivas y visiones tanto de la música como de la técnica al servicio de la misma, gracias a mis profesores Maite Andérez y Damián Martínez. Igualmente he tenido el privilegio de recibir clases magistrales y consejos de muchos otros maestros violonchelistas. Considero que el apoyo y el desarrollo de las habilidades técnicas es fundamental, siempre que esté orientado a un resultado musical que se quiera obtener, y para ello cada alumno es único y se debe fomentar por tanto su individualidad, prestando atención a sus capacidades, necesidades y talentos innatos. La paciencia es clave y tanto en la música en general como con el violonchelo en particular es fundamental escuchar tanto a los demás como a uno mismo para cada día aprender más y tratar de alcanzar la excelencia.