Iker Moraleda Mancebo

Tras entrar segundo de la ESO y dar la asignatura de "física y química", debido a la profesora descubrí que el mundo de la ciencia es maravilloso, que las clases pueden darse de manera lúdica y entretenida pero sin dejar de lado la educación formal. Cuando cumplí la mayoría de edad y pude titular de monitor de ocio y tiempo libre descubrí por completo que el mundo de la formación, formal y no formal, es maravilloso, y que lo que se puede enseñar para la educación no formal (que es más común el uso de dinámicas, juegos y talleres) se puede aplicar también a la educación formal, haciendo de la química una versión más experimental, o de la física una explicación más cercana, o aplicando las matemáticas de manera cotidiana, como dicen todos los profesores que se puede hacer, si. Pero realmente el puto de inflexión fue cuando descubrí gracias a una oportunidad con el hermano de un amigo, que la enseñanza así si es posible, que no siempre las clases son un profesor dando un sermón infinito, que se puede enseñar mediante un aprendizaje más lúdico y entretenido, mediante la demostración de que los conocimientos adquiridos en clase (o bien durante la clase particular) se pueden aplicar al mundo cotidiano, bien mediante experimentos (el volcán por ejemplo) o mediante la observación de la realidad para la física (un espejo y un rayo láser) o a las matemáticas (observando que el mundo que nos rodea está repleto de gráficas). De esta forma descubrí que realmente así es como se aprendía.