Mis experiencias al cuidado de niños siempre ha sido grata y muy satisfactoria, por lo que cada vez que he terminado “un cuidado las despedidas de las familias son siempre tristes pues no puedo evitar encariñarme con los niños e incluso a varios componentes de la familia. Reconozco que amo impartir clases , es muy reconfortante ayudarles a reforzar sus estudios y ver cómo evolucionan o bien camb...
Mis experiencias al cuidado de niños siempre ha sido grata y muy satisfactoria, por lo que cada vez que he terminado “un cuidado las despedidas de las familias son siempre tristes pues no puedo evitar encariñarme con los niños e incluso a varios componentes de la familia. Reconozco que amo impartir clases , es muy reconfortante ayudarles a reforzar sus estudios y ver cómo evolucionan o bien cambian sus calificaciones a mejor o mejor aún: escuchar a un niño de uno o dos años empezando a decir sus primeras frases en “spanglish”. Muchas madres me han descrito como una niña más: les canto, bailo con ellos, hablo con ellos buscando ser a ojos de los niños un apoyo y guía familiar, al fin al cabo , casi siempre más que niñera he sido “madre de día”. Añado que he tenido varías anécdotas donde he vuelto a mi ciudad natal (Rivas-Vaciamadrid) y me he encontrado por la calle a niños que cuidé con 1 o a tres años y les he visto con 21 o 22 años y a realmente me hace feliz que me reconozcan y me siguen llamando “ella es mi Nanny “. Las familias además siempre me han dado la confianza de sus hogares: siempre he tenido llaves de la casa, códigos de alarma, teléfonos de emergencias, y todas las actividades externas y extraescolares de los niños: llevarles a natación, danza, piano, dentistas, compras e incluso revisiones médicas.