Jaime Íscar Allende

En la carrera de psicología me interesé en gamificación, una metodología que utiliza elementos de juego como incentivo para impulsar la motivación hacia la tarea, esto llevado a la educación particular ha dado grandes resultados hasta en los alumnos más difíciles.

Mi especialidad es la neuropsicología educativa. Desde esta perspectiva, las cosas más simples en una clase (atención a la tarea, planificación, toma de decisiones...) Son las que marcan la diferencia, y como profesor busco unir estos aspectos con los motivacionales del alumno (sus gustos y aficiones), enfocando todo hacia la tarea.

Mi experiencia con alumnos con problemas de aprendizaje es que con un nivel suficiente de motivación y haciendo lo que al alumno le gusta, todas las asignaturas accesibles. Esto no es porque las asignaturas sean fáciles, sino porque con ganas de dar clase, no es un reto ponerse a trabajar.

¿Por qué estoy tan seguro de que mis alumnos van a tener ganas de trabajar?

Porque me encargo de fortalecer esa motivación en cada clase. Todas las aficiones de mis alumnos son tenidas en cuenta y mi trabajo consiste en canalizar esos gustos particulares en la tarea.

¿Cómo incluyo actividades lúdicas en las clases sin que se convierta en una pérdida de tiempo?

Gamificación. Si te gustan los coches, tu hora interminable de matemáticas se va a convertir en una carrera. Si te gustan los cuentos fantásticos vas a aprender verbos irregulares por medio de un druida elfo... Esa es la idea. La clave del éxito de estas clases reside en que la clase ya está preparada de antemano, y el trabajo que supone elaborar una clase tan personalizada es el que hago antes de cada clase.

Si estás interesado/a en este tipo de clases contáctame y podemos hacer una clase de prueba gratuita basada en la toma de contacto y en conocer al alumno, así como las materias que tiene que estudiar.