Con quince años de experiencia, la conclusión es que la mejor manera de enseñar y no aburrir a un alumno, y de paso a uno mismo, es preparar las clases con una premisa: que una lengua es una ventana al mundo, una forma de pensar y hacer las cosas, una cultura y no sólo un medio de obtener un título. Tiene que haber pasión por lo que se imparte...
Con quince años de experiencia, la conclusión es que la mejor manera de enseñar y no aburrir a un alumno, y de paso a uno mismo, es preparar las clases con una premisa: que una lengua es una ventana al mundo, una forma de pensar y hacer las cosas, una cultura y no sólo un medio de obtener un título. Tiene que haber pasión por lo que se imparte...