Si usted se dedica o quiere dedicarse a la docencia y quiere adquirir nuevas habilidades como profesor o si usted es jefe y desea ampliar sus destrezas como mando, le puede interesar seguir leyendo.
Algunas personas creen que ser un erudito en una materia es suficiente para realizar tareas de profesor de esa disciplina, pero, en la mayoría de las ocasiones, no es así.
“Hasta cinco veces he hech...
Si usted se dedica o quiere dedicarse a la docencia y quiere adquirir nuevas habilidades como profesor o si usted es jefe y desea ampliar sus destrezas como mando, le puede interesar seguir leyendo.
Algunas personas creen que ser un erudito en una materia es suficiente para realizar tareas de profesor de esa disciplina, pero, en la mayoría de las ocasiones, no es así.
“Hasta cinco veces he hecho un café delante de él para que aprendiese a manejar la cafetera” explicaba a su jefe el encargado del bar ante el nuevo camarero y la cafetera estropeada. “Yo le he enseñado…” añadía.
Por supuesto que dominar los conocimientos, las habilidades, las destrezas y las actitudes para realizar cualquier tarea relacionada con una materia es imprescindible. Sin embargo, el cómo transmitirlos a otras personas requiere de una metodología, unas técnicas y unas estrategias que deben aprenderse.
Un error muy frecuente es utilizar el verbo enseñar: “Voy a enseñar tal cosa”. Pero el sujeto del verbo enseñar es el profesor, cuando lo menos importante en formación es lo que el profesor enseñe, lo verdaderamente relevante es lo que aprendan los alumnos. Se puede enseñar mucho y que los asistentes no aprendan nada.
Un avance en la buena dirección es plantearse: ¿Qué debo hacer para que mis alumnos aprendan tal cosa? No obstante, sigue habiendo un error puesto que está suficientemente demostrado que la verdadera forma de aprender cualquier cosa es “haciendo”, no “escuchando”.
De ahí que el paso decisivo sea preguntarse: ¿Qué deben hacer mis alumnos para aprender tal cosa? Y esto supone dar con la clave: el formador debe ser un diseñador de actividad, la necesaria para que los alumnos aprendan mediante la realización de dicha actividad.
Mi trayectoria profesional me ha convertido en un especialista en este tema. Como pedagogo formé parte del reducido equipo que diseñó las metodologías de formación ocupacional cuando España entró en la Unión Europea: “Formación de formadores”, “Cómo elaborar programas de formación”, “Metodologías activas de formación”, “Técnicas de autoaprendizaje” o “El jefe como formador”.
Tras mi licenciatura en Pedagogía y mi incorporación al mundo laboral, he compaginado puestos directivos en diversas empresas con la impartición de formación a lo largo de más de cuarenta años, y siempre aprendiendo y actualizando mis competencias en este terreno.
Ahora me dedico exclusivamente a impartir cursos y sesiones particulares sobre estas cuestiones. Si usted desea ser efectivo como profesor de su materia, si quiere garantizar el aprendizaje de sus alumnos, puedo ponerle en contacto con las herramientas adecuadas para que lo consiga.
Por otra parte, si usted tiene un equipo humano a su cargo y quiere que éste sea lo más eficiente posible, puedo colaborar en cumplir su objetivo traspasándole los instrumentos necesarios para ello.
Un último punto importante a tener en cuenta se desprende de la constancia de que “querer aprender” es un requisito básico para que los alumnos aprendan y, para ello, el formador debe saber motivar a través de habilidades comunicativas.
En definitiva, toda relación, también entre el profesor y los que aprenden, es un acto de comunicación, de lo que se deduce que un formador deba ser un buen comunicador.
Dentro de esa línea, sitúo el haber quedado en tercer lugar en el Premio Planeta de 2013 y entre los diez finalistas en el de 2015, con mis dos primeras novelas.
No dude en consultarme cualquier cuestión.
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