Nací para enseñar y compartir el conocimiento.
Me encanta la ciencia, por lo que siempre intento exponer bajo el ojo científico todo lo que recomiendo o propongo. Me gradué de médica y descubrí que mi carrera se centraba demasiado en la enfermedad y en lo biológico, dejando de lado la mente y el espíritu.
Como practico yoga desde los 16 años, me formé como profesora de yoga luego de haber termi...
Nací para enseñar y compartir el conocimiento.
Me encanta la ciencia, por lo que siempre intento exponer bajo el ojo científico todo lo que recomiendo o propongo. Me gradué de médica y descubrí que mi carrera se centraba demasiado en la enfermedad y en lo biológico, dejando de lado la mente y el espíritu.
Como practico yoga desde los 16 años, me formé como profesora de yoga luego de haber terminado mi carrera universitaria. Realicé un profesorado de estudios tradicionales, aprendiendo el arte de impartir clases de yoga pero también enseñar a meditar, concentrarnos y autoconocernos. Descubrí que esta disciplina contemplaba los dos aspectos que en el grado de medicina nunca se habían detenido a estudiar y describir en profundidad, la mente y el espíritu (llámese alma, llámese consciencia, llámese dios que vive en cada uno de nosotros). Descubrí que a través del yoga podía sanarse tanto e incluso llegar a una muy buena calidad de vida aunque se esté padeciendo una enfermedad con mal pronóstico o ya en etapa de paliativos. Porque la disciplina de yoga, las enseñanzas vedantas, nos enseñan que como es adentro, es afuera, y que la realidad es neutra, y que la mente puede convertirse en una gran aliada si aprendemos a conocerla y entenderla, dedicándole el tiempo necesario.
La práctica de yoga nos permite encontrarnos con nosotros mismos y con dios, consciencia, o el nombre que elijas para describir esa fuerza vital que vive en vos y que por mucho que neguemos, está ahí, siempre. ¿Qué estás esperando para encontrarte?
Ver más
Ver menos