Luciano me salvó la vida. Veréis, soy actor y podéis imaginaros que las cosas nunca son fáciles en esta profesión, de manera que uno tiene que ser adaptable. Estaba sumamente interesado en un casting para un bolo en una miniserie que prometía pero era requisito del papel saber tocar el violín, o al menos tener una mínima noción de qué hacer con el instrumento en las escenas y que no pareciese que simplemente le daba violentamente al arco y ya. Nada complejo, pero era fundamental. Yo jamás había tocado más que la guitarra en reuniones con amigos y casi desespero. Sin embargo, uno de estos amigos me recomendó a Luciano y gracias a él (y a una saludable dosis de caradurez de mi parte) pude lograr el papel. Fueron tres escenas donde tocaba algo muy simple, pero logré hacerlo con soltura gracias a sus grandes dotes como docente, su paciencia y buen humor. Debo decir que luego quedé prendado y hasta me he comprado un violín de práctica. ¡Lo recomiendo sin dudar!