Manuel Delgado

En mis clases de dibujo, busco que cada estudiante desarrolle una visión más profunda, que trascienda la simple forma para captar la esencia misma del arte. Mi objetivo es guiar a los alumnos a descubrir una nueva perspectiva, en la que comprendan no solo lo que ven, sino también lo que sienten y cómo se conecta con el dibujo.

Trabajamos de manera integral con aspectos fundamentales como la línea, el encaje, la composición, el claroscuro y el signo. La línea, como primera manifestación del dibujo, no solo define contornos, sino que transmite movimiento, ritmo y emociones. Cada trazo es un reflejo de la intención del artista, y aprender a controlarlo es clave para comunicar de manera efectiva.

El encaje es el punto de partida para estructurar cualquier obra, permitiendo organizar los elementos en el espacio y establecer proporciones. Es la base sobre la cual se construye la composición, que se convierte en el alma del dibujo. A través de una composición equilibrada, el artista guía la mirada del espectador y crea un diálogo entre los elementos que conforman la obra.

El claroscuro, por su parte, es esencial para otorgar volumen y profundidad a las formas. A través del manejo de luces y sombras, se consigue no solo realismo, sino también un dramatismo que puede transformar por completo la percepción de una obra.

Finalmente, el signo es la huella personal del artista, un conjunto de rasgos que le otorgan carácter y singularidad al dibujo. En mis clases, animo a cada estudiante a descubrir y desarrollar su propio lenguaje visual, para que su arte sea una auténtica expresión de su esencia y visión personal.