Objetivamente: entiende perfectamente al alumno y sus necesidades; sabe motivarlo y sacar lo mejor de cada uno; afronta los retos con alegría y mucha profesionalidad y los supera con creces, incluso si el alumno tiene necesidades especiales. UN DIEZ.
Subjetivamente: para mí, la mejor profesora del mundo mundial y ya una más de la familia. Para mi hija, una "segunda madre" a la que quiere con locura y de quien sigue aprendiendo aunque ya no le dé clases. Su calidad humana es inmejorable. ¡Te queremos, Mari Cruz!
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