Cuando era pequeño todas las personas que estaban haciendo una labor, fuese cual fuese, especialmente cuando se reparaba algo, mi madre siempre me decia: "anda a mirar como hacen eso", ella es ingeniero, y por ello trabajaba mucho rato en obra.. Yo iba no porque quisiera construir paredes o arreglar motores, sino porque había algo hipnótico en observar a alguien creando con sus manos. Me quedaba...
Cuando era pequeño todas las personas que estaban haciendo una labor, fuese cual fuese, especialmente cuando se reparaba algo, mi madre siempre me decia: "anda a mirar como hacen eso", ella es ingeniero, y por ello trabajaba mucho rato en obra.. Yo iba no porque quisiera construir paredes o arreglar motores, sino porque había algo hipnótico en observar a alguien creando con sus manos. Me quedaba horas, en silencio, mirando cómo los obreros trabajaban, cómo cada movimiento tenía un propósito.
En mi mente me narraba todo como un documental: por qué movían los ladrillos así, por qué usaban esa herramienta y no otra. Era un espectador curioso, pero también un aprendiz silencioso.
Con los años, entendí que esa observación consciente, estimulaba el aprender cosas nuevas. No solo miro, sino que cuestiono, narro y comparto. Mi método, si podemos llamarlo así no es técnico, ni es obligarte a seguir reglas ya que faltaria respeto a tu creatividad. Enseño a observar conscientemente como lo hacía de niño, pero no para copiar sino para descubrir. Aquí no te digo qué es “arte” ni cómo hacerlo “bien.” Aquí aprendes a mirar, a sentir, a experimentar y entender con tus propias manos, las texturas, las superficies, la materia.
No enseño técnicas para que sigas reglas; te enseño a liberar lo que llevas dentro. Y cuando miras de verdad, cuando conectas con lo que haces, el arte no tiene límites.
Ver más
Ver menos