Las clases particulares tienen una gran ventaja: son muy personalizadas, permiten al profesor enfocarlas mejor a las necesidades del alumno. Cada alumno tiene unas características diferentes: puntos fuertes y puntos débiles, distintas maneras de aprendizaje, diferentes objetivos - a corto, medio o largo plazo-; con exámenes de por medio o no, base de conocimientos, motivación, mayor o menor...
Las clases particulares tienen una gran ventaja: son muy personalizadas, permiten al profesor enfocarlas mejor a las necesidades del alumno. Cada alumno tiene unas características diferentes: puntos fuertes y puntos débiles, distintas maneras de aprendizaje, diferentes objetivos - a corto, medio o largo plazo-; con exámenes de por medio o no, base de conocimientos, motivación, mayor o menor disponibilidad, etc. No hay dos alumnos iguales. Y el protagonista de las clases son los alumnos, no yo; yo hablo lo justo, los que tienen que participar más son ellos; la clase es de ellos no mía.
El reto es interiorizarlo: entenderlo y hablarlo sin traducir mentalmente, poco a poco, y que salga de manera natural. Estando en contacto continuo se termina consiguiendo.
Dependiendo de las necesidades, practicaremos unas áreas más que otras: writing, listening, speaking. Para aquellos interesados especialmente en hablar hay consejos, guias, trucos a seguir para ganar confianza, seguridad y fluidez (más importante que tener muchos conocimientos de gramática).
Para los interesados en utilizarlo en el entorno laboral - tanto trabajadores como empresas-, haremos planes específicos con objetivos claros. Clases muy dinámicas y enfoque práctico totalmente.
Y para los que están todavía en edad escolar podemos hacer una inmersión en el idioma independientemente de lo que se haga en el colegio o instituto, o solo apoyo escolar centrándonos en lo que hacen allí: exámenes, deberes, etc.