Raúl González

Mi experiencia con el inglés no fue muy positiva durante el instituto. Siempre fué una de esas asignaturas que no se me resistían, pero que encaraba sin ningún entusiasmo y motivación.
Al viajar al extranjero fué cuando esa motivación apareció. De repente le veía una utilidad fundamental, que hasta entonces (ingenuo de mí), no se me había presentado.
Desde entonces me interesó mucho el estudio tanto del inglés como de la cultura anglosajona.
Después de unos años en Inglaterra, en busca de perfeccionar el idioma y de nuevas oportunidades, me di cuenta de que el aprendizaje de cualquier idioma resulta difícil al principio, pero que en cuanto se empiezan a ver los resultados uno se motiva más y más.
Solo hace falta un pequeño empujón para lograr esa motivación.
Creo que eso es lo que más puede ayudar al alumnado a la hora de impartir las clases. Que se sientan motivados, que encuentren utilidad a lo que estudian, que se relacione con sus intereses y así desarrollen curiosidad por otra lengua, por otra cultura y en definitiva por el mundo entero.
Por todo ello intento en todo momento que el aprendizaje de la lengua sea significativo, enlazando con temas de la cultura anglosajona, sus costumbres, actualidad y transcendencia en nuestro propio día a día y con los gustos e intereses de los alumnos.

En cualquier caso, si tienes cualquier duda más acerca del modo de impartir las clases, ¡no dudes en escribirme!