Ricky Díaz

Mis primeras clases consisten un poco en explorar las inquietudes y gustos musicales de cada estudiante, con el objetivo de poder empezar a trabajar y disfrutar a partir de sus canciones favoritas.

Creo que primero, lo más importante es crear una conexión física y emocional con el sonido del instrumento (antes de, por ejemplo, aprender a leer partituras), y esto resulta mucho más fácil cuando uno se siente identificado con el material que está estudiando.

Es un hecho que la complejidad de muchas piezas musicales puede no ser la adecuada cuando llevamos poco tiempo tocando, pero eso no quiere decir que estas no puedan ser modificadas al nivel de cada estudiante. Es por eso que mediante un arreglo musical me encargo de adaptarlas a la dificultad requerida. Así que si hay una canción que realmente te gusta, voy a hacer lo posible para que puedas tocarla (independientemente del género musical).

Una vez ya un poco más asentados, aprovecharemos para aprender sobre los diferentes aspectos musicales (melodía, armonía y ritmo) y su consecuente técnica interpretativa y postural, haciendo énfasis en conceptos como la expresión y creatividad, con muchísima improvisación. Lo que más me gusta de ser profesor es sentarme a tocar con mis alumnos, y poder disfrutar del mágico sentimiento que se genera cuando la música se comparte.

Mis clases suelen durar de 30 a 45 minutos, y están abiertas a todos los niveles, edades y circunstancias, incluso puede ser una clase doble (madre e hija por ejemplo). En especial creo que pueden ser útiles si:

-Llevas tiempo queriendo aprender a tocar el piano pero nunca te has atrevido.

-Habías estudiado piano hace tiempo y lo habías dejado, pero ahora te gustaría volver (y no sabes cómo).

-Cantas o tocas otros instrumentos y te gustaría aprender un poco de piano.