Sergio Revuelta

Creo firmemente que una clase en la que el alumno solo memorice conceptos es una clase perdida.
Una persona que pretende aprender algo debe poder aplicarlo y utilizarlo. Adquirimos destrezas haciendo cosas, no escuchando a alguien hablando.
En mis clases no explico a mis estudiantes los conceptos que deben aprender y pretendo que se sienten a memorizarlos para que al día siguiente los recuerden. Explico y aplico a un caso concreto. Al acabar propongo otro y dejo que apliquen ellos. Si todo ha quedado claro, pasamos a lo siguiente. Si no ha quedado claro, volvemos al paso inicial y repetimos.
Creo en la necesidad de que los estudiantes sean responsables de su propio aprendizaje, con lo que trato de que adquieran las capacidades para obtener conocimiento por sí mismos, de modo que cada uno pueda ampliar lo desarrollado durante las sesiones en aquello que más les pueda interesar.
Ejercicios como mostrarles las fuentes de dicho conocimiento u ofrecerles bibliografía donde puedan ampliar en temas anexos e incluso educarles en las técnicas de búsqueda de dichas fuentes es posiblemente de lo más valioso que podamos transmitirles. Esto representa una capacidad que redunda en todo el resto de su etapa de aprendizaje, que en muchos casos puede ser tan larga como su vida.
Por último, no se puede olvidar la enorme fuerza que tiene el que los estudiantes tengan la posibilidad de encontrar en sus compañeros fuentes de aprendizaje. Promover que estos sean una opción válida en el que resolver sus dudas es enormemente poderoso. No solo implica que ese conocimiento transmitido saltará la barrera del lenguaje que pueda darse entre generaciones, sino que para aquel que se torna en fuente constituye un refuerzo de lo aprendido y un refuerzo del impulso de aprender, ya que dicho aprendizaje acaba por otorgar durante unos minutos la satisfacción de la ayuda a un compañero y la atención de aquellos a los que auxilia.
Esto se puede lograr de muchos modos, dependiendo de las opciones que ofrezca el aula, el grupo o el temario. Algo tan simple como ofrecer a un alumno que resuma la anterior sesión al resto hasta el trabajo en grupo pasando por resolver ejercicios frente a los demás, lo que en esencia implica ejercer durante unos minutos de fuente de dicho conocimiento o de refuerzo de este.