Sofia Salum

Mi trayectoria artística ha sido principalmente autodidacta, por lo que conozco cuáles son las mayores complicaciones y retos de una formación artística. Después de 20 años de práctica y estudio, me matriculé en la universidad, donde no solo mejoraron mis habilidades prácticas en el arte, sino que también amplié mis conocimientos técnicos y teóricos.

Mi forma de enseñar es muy adaptable; siempre busco las formas más dinámicas y sencillas para explicar un tema, por lo que creo que siempre obtengo buenos resultados al enseñar a niños. Creo también que la docencia teórica se debe acompañar con práctica o estímulos que ayuden a la retención de información y ejercicios que sean entretenidos pero que fomenten el desarrollo de la disciplina.

Para las clases de dibujo o pintura, me gusta empezar con lo más básico: quitarse el miedo. Una vez que alguien tiene la confianza de hacer un trazo, ya no hay nada que lo detenga. Las bases para el arte para mí siempre son tanto prácticas como teóricas, y siempre me esfuerzo en incluir algo de historia o datos interesantes en mi docencia. Me gusta fomentar la curiosidad, ya que para mí fue un gran motivador. El arte como una forma de terapia y meditación me parece interesante e importante, en especial en el crecimiento de los niños. Quiero ser la profesora de arte que yo necesitaba de niña, con paciencia, pasión y comunicación.