Tenía unas perspectivas comerciales en Colonia, y aunque contaba con un traductor, quise aprender con urgencia los rudimentos del idioma alemán, para cumplir al menos con las reglas de urbanidad, y poder expresarme en lo básico. Gracias a Yolanda lo conseguí en un tiempo récord, y no solo eso, sino que me motivó para ir más allá, y aún sigo con ella aprendiendo este idioma, para mí muy complicado, pero que ella me ha hecho apreciar.
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