Trato de dedicar un par de clases al comienzo para encontrar los puntos que flaquean más, sea expresión escrita, lectora u oral, así que el tipo de clase depende del alumno.
A partir de ahí, me gusta reforzar ese punto débil, aunque nunca dejo de lado las otras ramas del idioma. Dependiendo de cuántas clases se hagan a la semana, suelo variar bastante la aproximación.
La base está en siempre...
Trato de dedicar un par de clases al comienzo para encontrar los puntos que flaquean más, sea expresión escrita, lectora u oral, así que el tipo de clase depende del alumno.
A partir de ahí, me gusta reforzar ese punto débil, aunque nunca dejo de lado las otras ramas del idioma. Dependiendo de cuántas clases se hagan a la semana, suelo variar bastante la aproximación.
La base está en siempre empezar con unos minutos de oral y repasar temas de la última clase rápidamente, y proceder a hacer lecturas, gramática, vocabulario y escuchar audios; todos con sus respectivos ejercicios para practicar la teoría. Por último y no menos importante, suelo poner deberes para que el/la alumno/a pueda practicar individualmente lo que se haga en las horas lectivas, y dedicar una pequeña parte de la próxima clase a corregirlos.
Me decanto por hacer clases dinámicas, con variedad de actividades, que van más allá de la fórmula clásica de explicar teoría, hacer ejercicios, corregirlos… independientemente de la edad, me gusta hacer juegos interesantes, como pasapalabras (que pone a prueba la comprensión oral y el pensamiento bajo presión), crear frases con palabras generadas aleatoriamente, en las cuáles el alumno las ha de intentar incluir de forma natural para que yo no descubra cuáles son (aquí trabajamos la agilidad mental), entre otros.
Por supuesto, habrán momentos donde la fórmula clásica hará falta, pero intento reducirlos para hacer que la clase sea más fácil de digerir.
Si has llegado hasta aquí, no dudes en ponerte en contacto conmigo para más información!
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