Hacer una clase de Carolina es realmente satisfactorio, primero por la confianza y espacio seguro que transmite, sin juicio y con cercanía. Por como va guiando la clase haciendo que se entienda perfectamente y que sea fácil de seguir, por como va corrigiendo tus posturas y ayudándote a mejorar cada una de ellas en cada clase, por la relajación final, con el palo santo, el cuenco, y su la energía que crea en el ambiente. Y por último, por el espacio que deja al final de las clases para hablar sobre la sesión, sobre como se ha sentido cada uno, dudas que tengamos, cosas que queramos mejorar. Maravillosa experiencia!
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