He probado varios profesores de piano, y me siento muy afortunado de contar con Diego en el largo plazo. Poder estudiar con el hace el eterno camino de aprendizaje y perfeccionamiento del instrumento, un auténtico viaje interestelar en todos los sentidos, tanto en la dirección clásica, método Suzuki, o en el complejo pero fascinante territorio de la improvisación. Diego aplica en sus clases una dosis muy elevada de empatía, lo cual te hace siempre tener la sensación de que todas y cada unas de las sesiones evolucionan realmente en base a tu estado intelectual y emocional presente, lo cual es un elemento clave en todo aprendizaje. Además, su dinamismo permite que florezca tu verdadera personalidad musical, de una forma natural y siempre placentera.