Persona muy implicada en el tan exigente como gratificante ejercicio de la enseñanza de lenguas clásicas

Persona altamente implicada en el tan exigente como gratificante ejercicio de la enseñanza imparte clases de fonética y fonología, morfosintaxis, semántica y etimología del español, así como de diversas lenguas, tanto modernas (inglés, esperanto, francés, portugués e italiano) como clásicas (latín y griego antiguo), conjugando una metodología didáctica tanto tradicional como actual en la totalidad de las competencias lingüísticas (lectoescritura, oralidad y comprensión auditiva).

La enseñanza de una lengua debe fundamentarse no solo en la adquisición de nociones gramaticales, sino también pragmáticas y analítico-discursivas, a lo que se prestará especial atención a fin de que la formación sea integral.

El conocimiento de lenguas neolatinas permite que hablantes de otras lenguas románicas establezcan correlaciones, interrelaciones y asociaciones de orden lógico, propiciando así, en la medida de lo posible, que el aprendizaje del español no consista en una memorización sistemática y acrítica de las estructuras más complejas, sino en una asimilación de las construcciones idiomáticamente más exigentes a partir de explicaciones que entroncan con la lengua madre: el latín, de la que derivan sus consabidas lenguas hijas (vernáculas).

La docencia siempre descansará en los fundamentos más sólidos para garantizar el éxito: la paciencia, la empatía, la distensión y la implicación. Profesión y vocación pueden y deben conformar un binomio indisoluble e indispensable que a la postre resulte en un óptimo aprovechamiento y rendimiento de las sesiones de aprendizaje. Docente y discente constituyen una relación que se basa en la retroalimentación constante ("docendo discimus", es decir, 'enseñando aprendemos').