Meritxell Aguiló García

Tras 4 años de doctorado en el extranjero regresé a España ¡estaba feliz de la vida de volver a mi vida de antes! Volvía a estar sentada en el café de siempre, tomando lo de siempre, intentando evocar el sentimiento en “casa”.

Tardé poco en entender que “mi vida de antes” ya no existía. Había cosas que ya no me parecían tan importantes e incluso personas con las que ya no conectaba.

Entre el doctorado y mis primeras sesiones de yoga en Àustria, mi actitud ante mi situación había cambiado ¡antes me hubiera frustrado sin duda! Ahí aprendí a amar la efimeridad. Igual que se entra y se sale de una postura con la sensación de que ha sido precioso. Sin duda, el yoga me ha enseñado a ver que todo está en constante evolución: nuestro cuerpo, nuestras ideas, en fin… ¡la vida!

¿Por qué imparto clases de yoga?

Quería ir más allá de mi doctorado y continuar apoyando y acompañando a las personas a hacer su vida un poquito más plena. A través del yoga, siento que se puede calmar la mente inquieta, e incluso, hasta tocar corazones.

Actualmente, doy clases de vinyasa yoga y meditación en grupos reducidos (máximo 8 alumnos) y clases individuales según necesidad. Disfruto generando vínculos bonitos con mis alumnas, lo cual me permite hacer clases más personalizadas.

Quiero compartir contigo cómo la respiración se vuelve el hilo conductor de postura a postura, permitiéndote fluir con la efimeridad del momento, saboreando cada inhalación y exhalación.

¿Fluimos juntos? Te escucho.