1. Establecer una rutina dinámica Cada clase empezaría con un calentamiento en inglés para que el estudiante entre en contexto y comience a pensar en el idioma. Esto puede incluir una pequeña charla sobre su día o algo que le guste, como su serie o videojuego favorito, para que se sienta cómodo hablando en inglés. 2. Dividir la clase en actividades específicas Organizaría cada clase en bloques de 10-15 minutos, de acuerdo a su capacidad de concentración. Las actividades variarían para evitar la monotonía y desarrollar diferentes habilidades 3. Incorporar juegos y actividades interactivas Los juegos son esenciales para mantener la motivación y el interés. 4.Cierre de la clase con retroalimentación Al final de cada clase, repasaríamos lo aprendido y le animaría a contarme qué fue lo que más le gustó o le pareció fácil o difícil. Así, podría planear la próxima clase con base en sus intereses y en las áreas que requieran más práctica.