Manuel De Moya Pinilla

Desde mi vocación docente, educar a través de la música tiene un gran poder trasformador. Si ponemos amor en lo que hacemos el resultado es tremendamente generoso, pues multiplica los valores emocionales, sociales, cognitivos, culturales y artísticos que hacen, como dice Jordi Savall, que la música sea uno de los caminos más directos para ser felices.

Es por ello que la música es parte esencial en mi vida, y sin ella, no sería la misma persona. Compartirla es quizás para mí uno de sus más altos valores, y enseñarla viene a completar ese ciclo vital en el que la música es nuestra inseparable compañera de viaje.

Cuento con experiencia docente desde el año 2004, habiendo enseñado desde entonces a tocar nuestro maravilloso instrumento a varias generaciones de niños, jóvenes y adultos. Mi andadura comenzó en escuelas de música municipales de la provincia de Ciudad Real, mi tierra. Posteriormente, disfruté de mi primera vacante en el Conservatorio Profesional de Música “Carlos Ros” de Guadix (Granada), tras haber obtenido una buena posición en la que fue mi primera oposición (2010).

Desde 2021, soy profesor de violonchelo por oposición en la Comunidad de Madrid, ciudad en la que el próximo curso 2024/2025 cumpliré 11 años como docente del prestigioso cuerpo de profesores de conservatorio.

Como solemos hacer los músicos, durante todo este tiempo he compaginado mi vocación docente con la interpretativa e investigadora. Ya veis cómo la música define prácticamente mi vida; te da tanto y te hace sentir de la manera más increíble, plena, no sin sacrificios y considerables renuncias. Pero, como me gusta decir a mis alumnos: la belleza y el amor siempre prevalecen.

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@cpmvictoria
@orpheusmusicus