El concepto de inteligencia emocional (IE) fue propuesto por Salovey y Mayer en 1990, basado en las inteligencias intrapersonal e interpersonal de Gardner. Según estos autores, la inteligencia emocional está compuesta por metahabilidades que se dividen en cinco dimensiones, siendo habilidades innatas en todas las personas en distintos grados.
Modelos de inteligencia
El concepto de inteligencia ha evolucionado a lo largo del tiempo según las tendencias de cada época, manteniéndose un interés constante en su medición. Según los investigadores, se pueden clasificar los modelos de inteligencia en tres grandes categorías:
1. Modelos centrados en la estructuración-composición de la inteligencia
Estos modelos buscan identificar los factores que componen la inteligencia, sus relaciones y medirlos para describir diferencias interindividuales.
2. Modelos centrados en el funcionamiento cognitivo de la inteligencia
Se enfocan en el estudio de los procesos que dirigen las acciones para intervenir en la modificación cognitiva de las estructuras. Este enfoque permite desarrollar estructuras más complejas que faciliten el aprendizaje y la autonomía en el conocimiento. Destacan los trabajos de Piaget, Vigotsky, Brunner y Wallon.


3. Modelos centrados en la comprensión global del desenvolvimiento social
Estos modelos consideran que la interacción en sociedad se produce mediante la cognición y el sentimiento. En algunas situaciones, las dimensiones emocionales pueden predominar sobre las cognitivas. Howard Gardner es uno de los principales exponentes de este enfoque.
Importancia de la educación emocional
La educación emocional es un proceso integral que abarca el desarrollo de habilidades emocionales, la comprensión de las emociones y la promoción del bienestar emocional. Es fundamental para el crecimiento personal y el bienestar general de las personas.
1. Desarrollo de habilidades emocionales
La educación emocional se centra en mejorar la conciencia emocional, la regulación emocional, la empatía y las habilidades sociales. Estas habilidades ayudan a reconocer y manejar las propias emociones, además de comprender y responder de manera empática a los sentimientos de los demás.
2. Comprensión de las emociones y su impacto
Las emociones influyen en nuestro pensamiento, comportamiento y bienestar. Profundizar en su comprensión nos permite utilizarlas como herramientas para la toma de decisiones alineadas con nuestros valores y objetivos.
3. Promoción del bienestar emocional y la salud mental
Aprender a manejar el estrés, fortalecer la resiliencia y desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas son aspectos clave de la educación emocional. Esto nos ayuda a cuidar nuestra salud mental y prevenir trastornos como la ansiedad, la depresión y el estrés crónico.
Aprende a gestionar tus emociones
La inteligencia emocional y la educación emocional son elementos esenciales en el desarrollo personal y social. Comprender y gestionar nuestras emociones de manera efectiva mejora nuestra calidad de vida y nuestras relaciones interpersonales, permitiéndonos enfrentar los desafíos con mayor resiliencia y bienestar.